05 Ene Dieta ideal de un adulto joven.
Descarga este ArtículoEn esta etapa de la vida, es necesario comer una gran cantidad de verduras y frutas que permitan aportar los nutrientes para poder mantener y restaurar los tejidos y las funciones vitales del organismo. Mientras la mujer debe cubrir su déficit de calcio y hierro, el hombre que tiene mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares después de los 45 años-debe consumir más hidratos de carbonos complejos como cereales, legumbres, verduras y frutas.
En todas las etapas de la vida la alimentación cumple un rol importante. En la infancia y la adolescencia la comida es esencial para el desarrollo y crecimiento, pero ya en el período llamado del adulto joven, que va entre los 25 y 40 años, el organismo requiere ante todo una dieta equilibrada. Esta también se orienta a suplir algunos déficits propios del organismo en el caso de la mujer, mientras que en el varón el régimen apropiado busca nutrir el cuerpo sanamente y constituir un elemento preventivo para evitar futuros trastornos asociados, como son la diabetes y algunos tipos de cáncer.
En esta etapa es necesario aportar los nutrientes para poder mantener y restaurar los tejidos y las funciones vitales del organismo, desarrollar una actividad física y mental adecuada, para enfrentar situaciones especiales como puede ser el embarazo, la lactancia y enfermedades infecciosas. Los requerimientos nutricionales necesarios para cada individuo se calculan de acuerdo con el peso, talla y actividad física que realizan. Se debe considerar el aporte de calorías, proteínas, hidratos de carbonos y lípidos, además de vitaminas y minerales.
El hombre, en el período adulto joven tiene mucho menos patologías asociadas a la nutrición que la mujer, pero es frecuente que engorde con más facilidad, ya que la actividad física suele disminuir ostensiblemente después de la adolescencia, aunque siguen comiendo la misma cantidad. El hombre tiene mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares después de los 45 años, por lo tanto, su alimentación debe aportar nutrientes que prevengan en el futuro el riesgo de estas enfermedades.
Esto se logra con el aporte de hidratos de carbonos complejos como cereales, legumbres, verduras y frutas como parte fundamental de la dieta.