29 May Observa patrones que aumentan el riesgo de lesiones
Descarga este ArtículoEn cualquier entorno laboral, especialmente en aquellos que implican actividad física, uso de maquinaria o movimiento constante, es fundamental estar atentos a los patrones que pueden aumentar el riesgo de lesiones. Muchas veces no es un solo evento el que causa un accidente, sino una serie de pequeñas acciones o condiciones que, al repetirse, se convierten en una bomba de tiempo.
Cuando hablamos de patrones, nos referimos a comportamientos repetitivos, condiciones del entorno o formas de trabajar que, aunque no causan un daño inmediato, con el tiempo pueden resultar en lesiones. El problema es que estos patrones suelen pasar desapercibidos, porque forman parte de la rutina. Por eso es tan importante aprender a observar, cuestionar y actuar.
Uno de los patrones más comunes que aumenta el riesgo de lesiones es la prisa constante. Cuando las personas trabajan con presión de tiempo, tienden a cortar esquinas, a ignorar procedimientos de seguridad o a utilizar herramientas de forma inadecuada. Este patrón de comportamiento no solo pone en riesgo a quien lo hace, sino también a quienes están alrededor. La prisa se convierte en costumbre, y eso abre la puerta a errores y accidentes.
Otro patrón muy común es el uso inadecuado del equipo o la falta de mantenimiento. Por ejemplo, si en un área de trabajo se sabe que una máquina está fallando, pero se sigue utilizando “porque todavía aguanta”, eso se convierte en un patrón de negligencia. O si los trabajadores no usamos correctamente el equipo de protección personal, ya sea por incomodidad o por hábito, ese patrón puede terminar en una lesión grave.
También debemos prestar atención a los movimientos repetitivos o malas posturas. En muchas labores, como cargar, empujar, jalar o incluso estar sentados por mucho tiempo en una mala postura, los mismos movimientos mal ejecutados día tras día pueden generar lesiones musculares o articulares.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Primero, observar activamente. No se trata solo de ver lo que ocurre, sino de cuestionar: ¿esto se hace así siempre?, ¿esta condición se repite cada semana?, ¿hay alguien que siempre hace esta tarea de forma riesgosa? Observar patrones requiere atención, pero también comunicación. Es importante hablar con los compañeros, reportar situaciones que parezcan mínimas y estar abiertos a recibir retroalimentación sobre nuestras propias acciones.
Segundo, hay que registrar los incidentes, por más pequeños que parezcan. Si alguien se tropieza, si una herramienta se cae, si hubo un “casi accidente”, eso debe anotarse.
Y por último, debemos fomentar una cultura de seguridad, donde todos se sientan responsables y con la confianza de decir “esto puede ser un riesgo” sin miedo a represalias. La seguridad no es solo responsabilidad del jefe o del encargado de seguridad: es responsabilidad de todos. Y cuando todos observamos, todos aprendemos y todos actuamos, el ambiente de trabajo se vuelve mucho más seguro.
Si aprendemos a observar con intención, a reportar lo que no está bien y a actuar con compromiso, podemos reducir significativamente los riesgos.
Recuerda que la prevención no es un gasto de tiempo: es una inversión en bienestar, productividad y en la vida de todos los que compartimos el lugar de trabajo seguro.



