23 Dic Reduzcamos el consumismo.
Mira alrededor de tu casa. Abre cualquier lugar en el que guardes cosas. Elige cualquier producto. Observa sus características y pregúntate de qué está hecho, si tiene más empaques de los que necesita, dónde lo adquiriste y dónde fue elaborado. ¿Cuántos recursos y de qué tipo se requirieron para producirlo, transportarlo y venderlo? ¿Quién lo fabricó? ¿en dónde?
Vuelve a observar ese mismo producto y hazte estas preguntas: ¿qué uso le das en tu vida diaria? ¿Cuánto tiempo más vas a usarlo? ¿Qué va a pasar con él cuándo lo deseches?
Cuando conocemos las formas de producción, el tiempo de vida y el destino final de las cosas que adquirimos conseguimos entender mejor por qué y cómo nuestros hábitos de consumo dañan al planeta.
Sí. Todas las personas necesitamos consumir bienes y servicios para nuestra vida diaria. El problema es cuando hacemos consumos excesivos e innecesarios. A eso se le llama consumismo y es la causa del 60% de todas las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero (GEI)
Debemos transformar nuestros hábitos de consumo bajo la premisa de consumir menos y mejor. Para ello, podemos optar por el consumo local, así como evitar comprar nuevos productos mediante la reutilización, reparación, renovación o intercambio de lo que ya tenemos en casa.
Mira de nuevo a tu alrededor y haz algo más: ¿cuántas cosas de las que tienes ahí en realidad no necesitas? ¿Cuántas se pueden transformar en algo que sí necesites tú o alguien más? ¿Cuántas aún pueden extender su tiempo de vida? Imagina tu casa y tu ciudad más verde y más justa a partir de repensar y reinventar tu consumo, eligiendo menos y mejor.